NOT KNOWN DETAILS ABOUT VIERA VIDENTE

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Su experiencia también puede homologarse con las místicas indias y las técnicas budistas del “retorno hacia atrás” que al remontar el Tiempo “a contrapelo” acceden al eterno presente atemporal, anterior a la “caída”.

La actitud del hombre “primitivo”, y esto es necesario destacarlo, se halla determinada por elementos cognoscitivos, más que por elementos afectivos y motrices. Su conciencia no desarrollada en la dirección de la nuestra, logra descubrir correspondencias cualitativas de orden essential que al enlazar los elementos de los distintos reinos, posibilitan la unidad del cosmos en un todo viviente. Pero no sólo las intuye, sino que también las utiliza poniendo en juego la intencionalidad.

El triunfo del “Logos” sobre el “Mythos”, de la visión racional sobre la visión indivisa; “la caída” en lo condicionado y en la existencia separada, que cierra al hombre las puertas de la infinitud, atormentaron siempre a Gerardo.

Tal como lo hemos entrevisto, los expositores conscientes o inconscientes de esta teoría constituyen una familia numerosa y heterogénea. Algunos han intentado elaborar construcciones racionales y sistemas que ­expliquen la intuición primordial: son los pensadores y filósofos del ocultismo. Otros reencuentran la tradición y la expresan al margen de fórmulas dogmá­ticas o filosóficas. Ese es el lugar reservado a los poetas.

Desde la pérdida de la “totalidad psíquica” siempre existieron hombres especialmente aptos para actualizar las estructuras mentales arcaicas y reencontrar, más allá de la pluralidad aparente de las formas, el acceso que conduce a la percepción del universo mágico de las analogías o mundo multidimensional de las causas.

Ambas “desviaciones” perdieron su vigencia y hoy pertenecen a la historia del arte o a la de los sueños irrealizados. El surrealismo literario fue fulgurante y positivo, el surrealismo político fue quimérico y muy pronto mostró sus limitaciones insalvables. Pero tanto uno como otro fueron signos exteriores de un pensamiento trascendente, la corteza –ahora caduca, expuesta a la crítica y a las “defunciones” prematuras– que guardaba el verdadero sentido de una unforgettable pero equívoca insurrección del espíritu.

Estos interrogantes nos acercan a otro aspecto de la vida mística del autor de Les Chimères. El hombre que crea, que sueña o que alcanza estados de conciencia más sutiles, intuye que la mente, trascendiendo el razonamiento y los sentidos ordinarios, puede enfrentarse a una realidad de índole desconocida. Esa experiencia crucial se logra merced a progresiones intrapsíquicas que superando diversos niveles acceden más allá de las apariencias y de las formas, a un plano en que se extinguen el espacio y el tiempo. En el hombre vive inmanentemente la posibilidad de realizar esa aprehensión de lo absoluto, que brota ante las grandes conmociones del check it out espíritu, en la exaltación creadora o en la plenitud del amor.

El existencialista se considera psicológicamente acabado y sumergido en la confusión de sus sentidos, y pretende hacerse, optando por una permanente actividad; se considera condenado a elegir sin guías ni valores, fundándose a sí mismo y fracasando de continuo tras un inútil compromiso que lo conduce a lo absurdo y a la nada; se empeña en ejercer su “libertad” para no ver “su obscena e inútil existencia”.

Sólo se puede conocer lo Absoluto si lo Absoluto está en nosotros, en lo profundo de nuestra alma. Se trata de una identificación de esencia entre el sujeto­ y el objeto.

Rimbaud ha superado el nivel poético, ha luchado con los espectros y las larvas del nivel visionario y en algunos instantes ha alcanzado a poseer la verdad en un alma y un cuerpo.

No obstante el riesgo a que alude Gerardo, veremos a la luz de los más recientes estudios, algunos de los recuerdos que más concretamente pueden haberlo influido.

Es un subterráneo indefinido que se ilumina poco a poco, y donde se desenvuelven, a la sombra de la noche, las pálidas figuras gravemente inmóviles que habitan en la mansión del limbo. Después el cuadro se forma, una nueva claridad lo ilumina y las apariciones fabulosas se mueven: el mundo de los Espíritus se abre ante nosotros.6

De la “heterológica” de las sociedades arcaicas, al shamanismo y los ritos de iniciación; de las técnicas del yoga y los misterios eleusinos a las prácticas ocultistas y la aprehensión del poeta, la liberación del principium indi-viduationis, es decir, la substitución del estado de vigilia typical por un estado de hiperlucidez,­ es siempre el camino propuesto para trascender el nivel ordinario de la mente y experimentar el torrente de la vida common.

La experiencia transformadora es fundamentalmente la misma en todas partes. Como dice Rodol­fo Otto es la “realidad de la profunda unidad del espíritu­ humano”, pero la capacidad de progresión del sujeto­ al avanzar en los distintos niveles de la psique determina matices bien diferenciados.

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